viernes, 14 de diciembre de 2012

El Grinch: versión revisada

El Grinch es un personaje de ficción creado en 1957 por el dibujante Theodor Seuss Geisel para el cómic Cómo el Grinch robó la Navidad.

Tal y como se recoge en el bolg Pareja de Historias, lo que le hace odiar la navidad es que todos los que le han humillado serán felices con sus regalos en esas fechas. Es por ello que decide robarla. 

Cuando ha logrado hacerse con todos los adornos, luces y regalos se da cuenta de que la navidad llega igual y que es mucho más que adornos, regalos y banquetes. Así que decide devolverlo todo y es recibido afectuosamente en la comunidad de Los Quién (el pueblo ficticio en el que se desarrolla la historia). 

Pues bien, la navidad sí que es algo más que adornos, luces, regalos y demás, es espíritu navideño. Pero ¿En qué consiste realmente el espíritu navideño? ¿Se diferencia en algo de la parafernalia inútil con la que adornamos la vida en estos días? ¿Ó, constituye una ilusión más, una quimera, o incluso un cruel espejismo?

La mayoría de la gente en esta época de asueto se ve invadida por efímeros propósitos de ser y hacer feliz a los demás, de una vaga solidaridad de quita y pon, de un afán por mantener viva la tradición de tomar estas fechas como hito para reunir a la familia y estrechar lazos con los más allegados y con aquellos que algún día lo fueron. Propósitos al fin y al cabo que, como los que muchos se hacen para el año nuevo, tienen una duración de muy corto plazo: lo que tardamos en despertar del ensueño y retomar nuestras habituales costumbres.

Si ese espíritu navideño nos mueve a ser mejores personas, lo cierto es que no tiene muchas fuerza.

No debe invadirnos la empatía únicamente en contadas ocasiones y de una forma tan superficial como sucede en navidades, debemos tratar de ser mejores personas día a día fomentando cada minuto nuestras mejores virtudes, pero porque sí, porque esa debe ser nuestra mayor meta, no porque llegue la navidad, sea semana santa o cualquier otro evento de estas similitudes en el fondo cargados de hipocresía.

Feliz Falsedad es el título de una canción de Soziedad Alkohólika y bajo mi óptica, puede que una de las mejores frases frases para definir estas épocas.

Por ello pido el fin del espíritu navideño. No seré yo quien reclame un mayor peso del aspecto religioso de estas fiestas, pero sí quiero plantear los siguientes interrogantes:

¿Por qué no proponernos todas estas cosas bonitas en cualquier época del año?

¿Por qué no negarnos a seguir los dictados de una sociedad materialista que desprende durante estos días un auténtico furor por el consumismo?

¿Por qué no huir de los convencionalismos que nos llevan a aparentar en cenas de menús interminables, a desear objetos que no necesitamos o a llenarnos de caprichos?

Caprichos por los que a veces terceros sufren las consecuencias de nuestra irresponsabilidad como, por poner un ejemplo por todos conocido, los cientos de animales que son abandonados en los primeros meses de cada nuevo año.

Esto, que aparece publicado aquí, no lleva toda la vida haciéndose, pero merece convertirse en una tradición a conservar. Que se extiendan este tipo de medidas y se fomenten actitudes similares es un buen comienzo. Una navidad mejor es posible.

Fdo: el nuevo Grinch. 

domingo, 2 de diciembre de 2012

Notas sobre la libertad

Al igual que sucede con todos los conceptos, especialmente los que como este se revisten de un componente filosófico o moral, muchas han sido las definiciones, delimitaciones y consideraciones que se le han venido dando a la libertad.

Empiezas a tomar conciencia de que muchas de las cosas que, a diario solían parecerte sencillas, no lo son precisamente cuando tienes tiempo para reflexionar sobre ellas, o bien, cuando las circunstancias te llevan por ese camino.

En primer lugar, el ser humano, en determinadas situaciones y circunstancias, abusa y explota determinados conceptos, sobre todo aquellos que llevan parejos derechos o se relacionan con la propia individualidad. 

Tal es el caso de la libertad, que ha sido enarbolada como bandera para increíblemente defender actos, actividades, etc. carentes de justificación.

Por otro lado, las definiciones originales se van desvirtuando habitualmente con el tiempo o incluso muchas veces no reflejan al cien por cien la realidad. 

Lo mismo que las leyes pueden llegar a ser injusta o insuficientes. Vivimos en un mundo dinámico, en el que caer en el dogmatismo es un error.

Si nos dirigimos por ejemplo a la última edición del diccionario de la R.A.E., nos encontramos, como era de esperar, con varias definiciones aplicables, y con la reseña de diversas acepciones. 

La primera de ellas y puede que una de las más apropiadas nos dice: "facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos".

Puede que uno de los errores más comunes sea identificar la libertad con algo opuesto al establecimiento de límites, entenderla asimismo como el hacer lo que a uno siempre le venga en gana o apetezca al margen de todo lo demás. 

Es más que probable que precisamente esta actitud sea la más alejada del ejercicio de la libertad. Hay una línea roja que separa los actos atribuibles al ejercicio de la propia libertad del libertinaje. 

Jamás podremos apelar a la libertad para justificar acciones dañinas contra terceros. 

De ahí, somos libres de equivocarnos, fallarnos a nosotros mismos, lecciones que al fin y al cabo nos ayudan a constituir nuestra propia identidad. 

El ejercicio de la libertad es incompatible con el oprimir a otros o violentar sus derechos así como con todas y cada una de las acciones destructivas y autodestructivas del ser humano. Ser libre se corresponde con hacer lo que se debe en cada momento. 

Sencillamente, ese es el escalón primordial, sin embargo, comprender cómo asentar nuestros primeros pasos en él y adentrarnos en las sendas que nos abre, no nos es precisamente una tarea sencilla. 

Es libre quien conoce los límites que deben tener sus acciones y obviamente actúa en consecuencia, quien sabe imponerse al quiero y al no quiero, al me gusta y al no me gusta, a la pereza, a la seducción material. 

En definitiva, es libre el ser humano que potencia sus virtudes siendo consciente de sus defectos, guardando control sobre sus actos.

La conquista de la libertad debe abrirse paso frente a los obstáculos que van apareciendo en nuestra vida, se asemejan al comportamiento de enredaderas. 

Se van apareciendo, lenta y desapercibidamente, en un primer momento, a nuestro alrededor, pero pueden llegar a oprimirnos hasta la asfixia: las malas costumbres, los prejuicios, las normas preconcebidas... sólo haciendo frente, día a día, a estas realidades, lograremos mantenernos en la senda de la libertad.

"Conócete a ti mismo" (inscripción en la puerta del templo de Apolo en Delfos).

_Azulina_