En esta tercera parte os presento a John Major Jenkins, un autor muy significativo y sorprendente.
Reconozco que tomando por separado algunas de sus afirmaciones pueden parecer un poco arriesgadas y resbaladizas, pero éste el tipo de científico que a mi me aporta cosas.
Si se observa su trabajo en conjunto se aprecia de manera innegable un estudio compacto y coherente que encaja de manera soberbia las piezas como en un formidable rompecabezas lleno de liberación y esperanza, y por si fuera poco, se habla de un antes y un después de Jenkins en lo tocante a interpretaciones de la cosmología mesoamericana.
Reconozco que tomando por separado algunas de sus afirmaciones pueden parecer un poco arriesgadas y resbaladizas, pero éste el tipo de científico que a mi me aporta cosas.
Si se observa su trabajo en conjunto se aprecia de manera innegable un estudio compacto y coherente que encaja de manera soberbia las piezas como en un formidable rompecabezas lleno de liberación y esperanza, y por si fuera poco, se habla de un antes y un después de Jenkins en lo tocante a interpretaciones de la cosmología mesoamericana.
En el futuro ha de haber como es natural rectificaciones y nuevos aportes complementarios pues evidentemente el trabajo no está cerrado, es un trabajo vivo, palpitante, ypero de momento Jenkins ya nos ha aportado una perspectiva clave para entender el pasado.
John Major Jenkins (“Antropólogo investigador y escritor”)
El 21 de diciembre de 2012 está ganando terreno en los medios populares y hay mucho sensacionalismo apocalíptico sobre el mismo. Eso es una indicación de que no estamos examinando suficientemente el fenómeno.
Cuando se publicó mi libro (Cosmogénesis Maya) en 1998, de algún modo se planteó la cuestión de si estas profundas ideas de los mayas eran conocidas por otras tradiciones y culturas. Así que me llevé de gira por el mundo la tesis del alineamiento galáctico y examiné otras tradiciones. Parece que la información sobre los ciclos astronómicos y el alineamiento galáctico está profundamente codificada en las tradiciones occidentales.
Así que si analizamos tanto el mithraísmo, como la cultura egipcia, como la astrología islámica, con la doctrina de los nodos lunares, casi parece que este alineamiento galáctico en formación es una idea muy antigua.
La astrología antigua en el mundo occidental reconoce que este gran ciclo existe debido a la precesión de la tierra y un ciclo completo son 26.000 años.
En el período greco-helenístico había ideas astrológicas sobre cómo el sol se mueve a través de los 12 signos del zodiaco. Así que se pueden dividir los 26.000 años en 12 períodos, eras, o capítulos. Y esta profunda idea se conoce como la Doctrina de la Edad del Mundo.
Podemos ver que en el Antiguo Testamento hay una obsesión con la Era de Aries, con simbolismos alrededor del cordero. Y al inicio del período cristiano empieza a haber una obsesión con un simbolismo basado en los peces. Eso indicaría la transición hacia la Era de Piscis.
En la tradición astrológica occidental estamos a punto de salir de la Era de Piscis, así que por eso se habla tanto de un cambio de era. Estamos básicamente en el apogeo de la Era de Acuario.
Así que esta doctrina astrológica tiene que ver con el cambio de orientación angular respecto al cosmos.
La explicación moderna del fenómeno de la precesión es bastante sencilla, es una explicación bastante mecánica de cómo funciona y afecta a la posición del Sol durante los equinoccios y solsticios moviéndose a través de los signos zodiacales.
Para mí esa es una forma literal de interpretar la precesión. Pero también hay una explicación metafórica o simbólica que tiene que ver más con cómo los cambios precesionales afectan a las personas y también al planeta.
Podríamos imaginar que durante este gran periodo de 26.000 años hay estaciones, igual que el ciclo anual tiene estaciones. Que hay un verano, otoño, invierno y primavera. Y creo que ésta es una forma de comprender mejor este gran ciclo y cómo afecta a los fenómenos terrenales, incluyendo los seres vivos.
Además del conocimiento simple de la precesión en la antigüedad parece haber una consciencia muy profunda de cuál es la relación de la precesión con los cambios de este planeta.
Y eso va más allá de lo que la ciencia moderna está dispuesta a admitir.
Yo me inclino por la interpretación metafórica. Creo que si nos espera un cambio de los polos, debería ser un cambio de los polos de nuestra conciencia colectiva, en otras palabras debemos… apartarnos de ese polo que quiere que vivamos en un mundo de dualismos, que sigamos inamovibles en esa cultura que busca dominar a otras culturas del mundo, y cambiemos de mentalidad para buscar una sociedad en común.
El calendario maya habla de un entendimiento del tiempo que es de algún modo contrario al tiempo lineal occidental. Para los mayas es cíclico, pero no es sólo un entendimiento de la naturaleza cíclica del tiempo, sino que es una visión del tiempo y de los ciclos como una expiración y una inspiración. Como apartándonos de la conexión con nuestro propio ser y volviendo después a recuperar esa conexión.
Los calendarios mayas también codifican ideas sobre la naturaleza entrelazada de la realidad, lo que podríamos llamar un modelo fractal o cuántico de la realidad. Esto se ve más claramente en el calendario de 260 días, el “Tzolk’in”. Esta es la piedra angular de todos los calendarios mayas. Consiste en 13 números, combinados con 20 signos de días, es decir, 13x20=260.
260 es el número clave para los mayas porque corresponde al período de gestación humano. Es un período de 9 meses de desarrollo de la vida que todos compartimos. Esta es la filosofía que hay tras el calendario maya.
El tiempo se abre y se desarrolla como una flor y revela su esencia interior, su conciencia, al exterior de la matriz de la Tierra, podríamos decir.
Otro uso para el calendario de 260 días es que corresponde al intervalo entre plantar y cosechar el trigo en el altiplano. Y eso es una metáfora agrícola. Y lo más increíble es que este calendario se usa como clave en los almanaques mayas. Los almanaques mayas son calendarios que programan las apariciones de Venus, Mercurio y Marte… así que hay una referencia astronómica muy importante en el calendario Tzolk’in.
Lo que vemos con todo esto es el uso del 260 como una clave para diferentes dimensiones de la experiencia humana. Básicamente lo que hace es unir los ciclos celestiales con los terrestres, incluyendo los ciclos que experimentan los seres humanos. Nos da una comprensión del paradigma “Tal como es arriba, así es abajo”, El microcosmos es un reflejo del macrocosmos.
Hay personas que siguen registrando los días del calendario Tzolk’in de manera ininterrumpida. Sin embargo hay otro calendario, el de “cuenta larga”, que cayó en desuso hace más de ocho siglos.
Éste es el calendario que nos da la fecha final de 2012. En el calendario de cuenta larga hay ciclos, y el más grande de ellos tiene un período de 13 “baktunes” de 5.125 años. Este ciclo de 13 baktunes fue concebido por los mayas como una era del mundo. Así que es una clave para comprender la doctrina maya de las edades del mundo que encontramos en la mitología de la creación. Los estudiosos saben ahora cómo correlacionar el calendario maya con el nuestro y sabemos que la fecha final del ciclo de 13 baktunes es precisamente el 21 de diciembre de 2012.
¿Por qué eligieron los mayas 2012 para terminar este inmenso ciclo de 13 baktunes? Para los mayas las cosas importantes siempre ocurren al final del ciclo, y al final del ciclo tenemos un alineamiento galáctico.
Mi manera de considerar el alineamiento galáctico ha sido analizar las tradiciones mayas e intentar entender cómo codificaron este alineamiento en sus tradiciones fundacionales, como el mito de la creación, el simbolismo del juego de pelota, otras tradiciones como las ceremonias de coronación…
Y lo que descubrí es que el Sol en el solsticio de invierno y la Vía Láctea y sus diferente formaciones, las formaciones astronómicas que están involucradas en el alineamiento, por ejemplo, hay una formación llamada “Grieta Oscura”, esa gran hendidura en la Vía Láctea, es exactamente donde el Sol del solsticio de invierno convergerá con la Vía Láctea en la Grieta Oscura. Estas formaciones astronómicas están en pleno centro de la mitología maya de la creación.
La población maya podía acudir a ver el “misterio” y lo entenderían en cuanto al juego literal que se desarrollaba ante ellos, pero para los que eran más susceptibles al significado esotérico o simbólico más profundo del juego, sabrían que la pelota del juego es un símbolo del Sol del solsticio de invierno, y cuando los dioses gemelos tratan de hacer pasar la pelota por el anillo, que representa la Grieta Oscura de la Vía Láctea, el misterio y el juego de pelota son una historia que codifica el proceso del alineamiento galáctico.
Los mayas tienen el concepto de un árbol sagrado, o un cruce de caminos. Es básicamente la cruz formada por la Vía Láctea cuando cruza el plano de la eclíptica. La eclíptica es la trayectoria seguida por el Sol, la Luna y los planetas.
Así que tenemos esta cruz en el cielo, que también se conoce como el “árbol sagrado”, y se manifiesta en el simbolismo e iconografía mayas. Por ejemplo, en Palenque en el período maya clásico, el gobernante K’inich Janaab’ Pakal fue enterrado y la tapa de su sarcófago tiene un relieve muy famoso que representa a Pakal cayendo al inframundo al morir. Básicamente está entrando en la “grieta oscura”, así que la grieta está en el centro del árbol sagrado formado por la Vía Láctea y la eclíptica, y está justo ahí en la tapa de su sarcófago.
Los reyes mayas eran chamanísticos, a Pakal se le consideraba como una especie de chamán visionario, y el chamán debía hacer el viaje al centro cósmico. De ahí es de donde obtenía el secreto del poder para gobernar.
Así que esa imagen de Pakal en la tapa de su sarcófago no es simplemente una imagen después de la muerte, sino una imagen del chamán viajando al centro del cosmos, al interior de la grieta oscura para recuperar los poderes secretos del otro mundo para gobernar. De la mano del chamanismo visionario, que era una especie de travesía al cosmos exterior en un sentido espiritual, iba un interés en el cielo astronómico en sí mismo.
En Palenque, cerca del famoso palacio rectangular, en ese complejo de edificios hay varios áreas interesantes que son como patios.
Son como áreas rectangulares rodeadas de muros de 1 metro de alto y hoy se cree que estuvieron una vez llenas de agua. Y los astrónomos y sacerdotes visionarios del calendario se sentaban a su alrededor, y por la noche el cielo se reflejaba en el agua en calma de estas piscinas. Así es como los mayas observaban las estrellas.
Es muy interesante porque en vez de mirar hacia arriba al cielo miraban hacia abajo al cielo reflejado en el agua. Muy, muy interesante porque para los mayas el cielo por la noche era imaginado como el inframundo vuelto del revés.
Así que todas las estrellas y planetas que se mueven y se alinean en el cielo eran de hecho las actividades y movimientos de los dioses del inframundo. Ésta es una idea muy interesante porque muestra cómo opuestos aparentes, el cielo y el inframundo, están integrados en el concepto maya.
El temprano emplazamiento maya llamado Izapa, es el lugar donde se inventó el calendario de cuenta larga que nos da la fecha final de 2012, es clave para comprender qué pensaban los primeros mayas del 2012 y del alineamiento galáctico.
Los monumentos de Izapa se encontraron en 1950-60 tal y como estaban hace 1800 años, es decir, “in situ”. Siguen estando orientados a ciertos horizontes de cierta forma. Uno de los alineamientos clave con un horizonte en Izapa es con la salida del Sol en el solsticio de invierno.
Así que empezamos a ver como Izapa es un lugar que nos ayuda a comprender el alineamiento galáctico de 2012.
Por ejemplo, la estela nº 11 de Izapa nos muestra a Hun-Hunahpú, el padre de los héroes gemelos, que representa el Sol del solsticio de invierno. Y está surgiendo de la boca de una rana, ése es el lugar donde ocurre el renacimiento, la boca de la rana o de la serpiente representa la “grieta oscura”. Tiene los brazos extendidos, que es un gesto de medida de tiempo, está de hecho midiendo un ciclo de tiempo.
Lo que esto nos dice es que al final del ciclo el sol del solsticio de invierno se alinea con la grieta oscura y estos relieves de la Estela 11 apuntan directamente a la salida del Sol en el solsticio de invierno.
Ése es sólo un ejemplo de cómo Izapa codifica la información sobre 2012. Podríamos referirnos a ello como la referencia astronómica del lugar, pero también hay una profecía y una enseñanza espiritual codificada en los monumentos que tiene que ver con la creencia maya de qué es lo que va a ocurrir.
Izapa era una especie de “Eleusis” del nuevo mundo. En el mundo antiguo Eleusis era un lugar en el que los que buscaban la verdad eran iniciados en los misterios sagrados. Y en Izapa los iniciados, aquellos que buscaban conocimiento, pasaban por todo un proceso para llegar a conocer esta nueva cosmología galáctica. Y claramente las plantas sagradas eran parte del proceso.
Sabemos que se encontraron piedras rituales con formas de hongo en la región de Izapa. Así que sabemos que había cierto culto a los hongos. Y también sabemos que la difeniltriptamina (DMT) es un poderoso alucinógeno que puede extraerse de las glándulas del sapo bufo, y en la estela nº6 de Izapa, por ejemplo, hay un sapo bufo representado que muestra de hecho las glándulas de las que salen espirales visionarias. Esto indica una prueba muy clara de que conocían los efectos alucinógenos de las secreciones de las glándulas.
Así que está muy claro que Izapa era un centro de iniciación que utilizaba plantas alucinógenas para facilitar una expansión de la conciencia que les permitiera abrazar perspectivas más amplias.
Creo que las enseñanzas fundamentales están ahí presentes en el mito de la creación de los mayas y están vinculadas al alineamiento galáctico, están vinculadas a esta oportunidad que tenemos de reconectar con nuestros verdaderos yos, con la conciencia común, mediante la cual podemos resolver los inextricables dilemas del mundo.
Tenemos que volver a esa conciencia común de cómo cada uno de nosotros encaja en la totalidad.
No es un llamamiento a suprimir el ego ni nuestro sentido de individualidad, es un llamamiento a ser conscientes de nuestra individualidad al mismo tiempo que somos conscientes de todo el conjunto.
Pero requiere que elijamos involucrarnos activamente en el proceso, no es algo que vaya a ocurrir automáticamente, esa sería la interpretación del que intenta evadirse, tenemos que entender que tenemos la opción de decidir. Pero podemos optar por cerrarnos con miedo y sucumbir a las fuerzas que intentan mantenernos limitados y aferrados a nuestros egos, o podemos optar por abrirnos con confianza y respeto por lo que es posible.
Poco más se puede añadir, sencillamente magnífico.
Mientras las investigaciones de John Major Jenkins son ampliamente elogiadas como un paso decisivo en la comprensión del calendario maya y su mensaje para nosotros, la posición académica dominante todavía no ha abrazado sus conclusiones.
Tanto si los mayas predijeron con precisión la posición relativa de la Tierra, el Sol y el centro de la Vía Láctea del 21 de diciembre de 2012, el legendario alineamiento galáctico y su observación de los cielos influenció directamente la visión del mundo en la Tierra.
Mientras las investigaciones de John Major Jenkins son ampliamente elogiadas como un paso decisivo en la comprensión del calendario maya y su mensaje para nosotros, la posición académica dominante todavía no ha abrazado sus conclusiones.
Tanto si los mayas predijeron con precisión la posición relativa de la Tierra, el Sol y el centro de la Vía Láctea del 21 de diciembre de 2012, el legendario alineamiento galáctico y su observación de los cielos influenció directamente la visión del mundo en la Tierra.
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