Nuestro país siempre ha tenido una historia política complicada: la configuración de lo que llamamos España fue un proceso lento, complicado por muchos motivos y no exento de traspiés, padecimos bajo el reinado de Fernando VII el absolutismo más feroz y como quien dice, hace nada tuvimos que enfrentarnos a una dictadura nefasta no sólo por el atropello de los derechos humanos sino también por el enorme retraso cultural que aún padecemos como secuela.
Estos son algunos de los ejemplos de nuestra turbulenta historia. Y lo cierto es que me da la impresión de que somos incapaces de aprender de nuestro pasado, cíclicamente caemos en los mismos errores aunque claro está, no de la misma manera pues jamás se darán dos situaciones idénticas.
Algunos de los ejemplos más reseñables son la corrupción de la cosa pública, el acceso al poder de personas poco cualificadas para cumplir con sus obligaciones para con la nación, la radicalización de las ideologías…
Estos son algunos de los ejemplos de nuestra turbulenta historia. Y lo cierto es que me da la impresión de que somos incapaces de aprender de nuestro pasado, cíclicamente caemos en los mismos errores aunque claro está, no de la misma manera pues jamás se darán dos situaciones idénticas.
Algunos de los ejemplos más reseñables son la corrupción de la cosa pública, el acceso al poder de personas poco cualificadas para cumplir con sus obligaciones para con la nación, la radicalización de las ideologías…
Desde hace unos añitos, se viene asentando progresivamente un bipartidismo no oficial que contribuye al desgaste de un sistema viciado e incapaz.
A esta implantación contribuyen actitudes como la de los medios de comunicación que en campaña electoral se centran el entrevistar y ofrecer información sobre los líderes de los dos partidos mayoritarios o la de los ciudadanos que prefieren votar a lo malo conocido que a lo bueno por conocer.
Por si no fuera suficiente, el pasado mes de enero se ha sentado una nueva traba a la regeneración política de esta nación: la aprobación de la reforma de la LOREG. La ley al completo en este enlace: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/lo5-1985.html
Ésta supone, entre otras cosas, que las organizaciones que deseen concurrir a las elecciones generales y que no cuenten con representación parlamentaria deben recoger el 0,1% de las firmas de las personas con derecho a voto en cada una de las circunscripciones por las que se quieran presentar:
Artículo 169: 3. Para presentar candidaturas, las agrupaciones de electores necesitarán, al menos, la firma del 1 % de los inscritos en el censo electoral de la circunscripción. Los partidos, federaciones o coaliciones que no hubieran obtenido representación en ninguna de las Cámaras en la anterior convocatoria de elecciones necesitarán la firma, al menos, del 0,1 % de los electores inscritos en el censo electoral de la circunscripción por la que pretendan su elección. Ningún elector podrá prestar su firma a más de una candidatura.
Así, esta reforma constituye una nueva cortapisa al tan odiado pluralismo político por parte de determinados politicuchos de medio pelo como la presidenta de la Comunidad de Madrid: http://www.pacma.es/n/11405
A algunos podrá parecerles que el susodicho requisito es sencillo, pero hay que recordar que entraña problemas a las formaciones que dispongan de pocos recursos económicos al requerir en el proceso la necesidad de validar las firmas por medio de un notario. Incluso podría suponer un obstáculo que se vieran en la obligación de pedir a los firmantes fotocopia de su DNI (podría darse el caso de que algunos optaran por no respaldar la candidatura).
Además, por si todo esto fuera poco, Juan López Uralde ha hecho pública la siguiente información: “sólo hemos podido saber que las condiciones para recoger las firmas se conocerán a principios de septiembre. Por lo tanto de momento no hay nada que podamos hacer. Pero esta situación nos deja en un limbo jurídico, en una incertidumbre que ya nos coloca en desventaja con el resto de partidos. Esto se resolvería fácilmente si todos los partidos tuvieran que recoger las firmas”.
Al parecer las firmas no se podrán empezar a recoger hasta el 27 de septiembre y el período se extenderá hasta el 16 de octubre. Si la democracia es el gobierno del pueblo y se supone que nos encontramos en una representativa en la que el pueblo es soberano a través de los medios correspondientes y a los que hemos hecho referencia, ¿cómo es que se plantea la posibilidad de que se coarte ese derecho?.
A esta implantación contribuyen actitudes como la de los medios de comunicación que en campaña electoral se centran el entrevistar y ofrecer información sobre los líderes de los dos partidos mayoritarios o la de los ciudadanos que prefieren votar a lo malo conocido que a lo bueno por conocer.
Por si no fuera suficiente, el pasado mes de enero se ha sentado una nueva traba a la regeneración política de esta nación: la aprobación de la reforma de la LOREG. La ley al completo en este enlace: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/lo5-1985.html
Ésta supone, entre otras cosas, que las organizaciones que deseen concurrir a las elecciones generales y que no cuenten con representación parlamentaria deben recoger el 0,1% de las firmas de las personas con derecho a voto en cada una de las circunscripciones por las que se quieran presentar:
Artículo 169: 3. Para presentar candidaturas, las agrupaciones de electores necesitarán, al menos, la firma del 1 % de los inscritos en el censo electoral de la circunscripción. Los partidos, federaciones o coaliciones que no hubieran obtenido representación en ninguna de las Cámaras en la anterior convocatoria de elecciones necesitarán la firma, al menos, del 0,1 % de los electores inscritos en el censo electoral de la circunscripción por la que pretendan su elección. Ningún elector podrá prestar su firma a más de una candidatura.
Así, esta reforma constituye una nueva cortapisa al tan odiado pluralismo político por parte de determinados politicuchos de medio pelo como la presidenta de la Comunidad de Madrid: http://www.pacma.es/n/11405
A algunos podrá parecerles que el susodicho requisito es sencillo, pero hay que recordar que entraña problemas a las formaciones que dispongan de pocos recursos económicos al requerir en el proceso la necesidad de validar las firmas por medio de un notario. Incluso podría suponer un obstáculo que se vieran en la obligación de pedir a los firmantes fotocopia de su DNI (podría darse el caso de que algunos optaran por no respaldar la candidatura).
Además, por si todo esto fuera poco, Juan López Uralde ha hecho pública la siguiente información: “sólo hemos podido saber que las condiciones para recoger las firmas se conocerán a principios de septiembre. Por lo tanto de momento no hay nada que podamos hacer. Pero esta situación nos deja en un limbo jurídico, en una incertidumbre que ya nos coloca en desventaja con el resto de partidos. Esto se resolvería fácilmente si todos los partidos tuvieran que recoger las firmas”.
Al parecer las firmas no se podrán empezar a recoger hasta el 27 de septiembre y el período se extenderá hasta el 16 de octubre. Si la democracia es el gobierno del pueblo y se supone que nos encontramos en una representativa en la que el pueblo es soberano a través de los medios correspondientes y a los que hemos hecho referencia, ¿cómo es que se plantea la posibilidad de que se coarte ese derecho?.
-SofíayCiencia-
No entiendo lo que quiere decir este artículo, hay muchas cosas que mejorar en los sistemas democráticos como el nuestro, pero les hay realmente mucho peores.
ResponderEliminarCorrígeme por favor ¿estás diciendo que Sofía y Ciencia piensa que estaríamos mejor sin democracia?
La democracia está como está, entre otras cosas, por los que no váis a votar.
En ningún momento he dicho ni querido decir que estaríamos mejor sin democracia; al contrario. Critico la desvirtuación de la que ha sido objeto a lo largo de los años. Por cierto, creo que el hecho de que haya otros sistemas democráticos peores no implica que tengamos que mirar para otro lado y dejar ahí los fallos "menos malos", parafraseando más o menos lo que has dicho, con los que cuenta el nuestro. Una última cosa, yo siempre he acudido a votar, no sé qué te ha dado pie a concluir tu comentario sugiriendo todo lo contrario.
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