Este artículo tiene como finalidad esencial arrojar al ciberespacio un poco de información mezclada con ciertas dosis de opinión y tal vez un poco de mala leche, como va siendo ya casi habitual en los escritos que este humilde crítico y aprendiz de pensador ha venido publicando en este blog.
Sin embargo, debo reconocer que este artículo tiene además otra finalidad especial que sintetiza un sentido práctico y estético en proporciones iguales, y este motivo viene a propósito del artículo anterior publicado amablemente por Azulina (espero que no te incomode).
Este propósito morboso y casi maquiavélico no es otro que el de desplazar para abajo este último artículo de mi querida amiga, ya que cada vez que abro el navegador encontrarme la cara de sujetos como Paris Hilton o Salvador Sastres, me estaba produciendo tal repugnancia que iba a terminar por minarme la salud, generarme cualquier trastorno psicosomático del tipo ulceración gástrica, depresión permanente o incluso suicidio, ya que pensar que después de esta legislatura van a tomar las riendas de este país personas de un talante y calidad moral como estos, no me despierta otro tipo de sentimientos.
Y es que me gusta tener el portal de Sofía y Ciencia en la página de inicio de mi firefox, con lo que al menos con éste nuevo artículo, aunque sea un añadido al anterior trabajo de Azulina, podré al menos encontrarme con algo que me alegre el alma como son las inenarrables facciones de Megan Fox.
Creo que un artículo que abordase el tema de la belleza quedaría indiscutiblemente incompleto sin una referencia a la belleza auténtica, después de tantos malos entendidos que pululan envenenado nuestros hábitos sociales acerca de este término que fue materia prima de todas las filosofías, desde las más antiguas hasta las investigaciones más vanguardistas en medicina que tienden a apuntar en la dirección de que la belleza, tanto física como mental, es uno de los síntomas más importantes que evidencian un estado de salud a simple vista.
Parece que la medicina futurista fuera al encuentro del viejo dicho "mens sana in corpore sano" o incluso aquel otro más cercano de que "lo que se come se cría", y es que después de tantos desvaríos pseudo-culturales y aberraciones en los cánones estéticos modernos, me siento casi en la obligación de subrayar la auténtica Belleza, la que nace de dentro y la que se manifiesta externamente, tal como cualquiera puede apreciar en el envoltorio de Megan Fox, un envoltorio denostado y menospreciado por todas las religiones, y que exhibe, a mi generalmente poco compartido modo de ver la vida, todas esas esencias por las cuales, si yo fuera un extraterrestre perteneciente a una raza demiurgo de nuestro mundo, una raza de jardineros del universo y de ingenieros genéticos de razas en período de pruebas como la nuestra, preservaría a la raza humana a pesar del cáncer que supone para la biosfera terrestre.
Esta versión beta de ser humano que somos, necesita de una profunda depuración de errores para no sucumbir a un colapso general derivado de su propia falta de gestión de sus recursos y sus propios residuos. Esta sociedad global que somos necesita meditar profundamente acerca de la belleza, acerca de la calidad de vida por encima de la cantidad, algo que se conoce vagamente como dignidad humana y dignidad de los seres que acompañan y padecen nuestra agobiante existencia.
Hay muchas formas de entender la belleza. Puedo comprender algunas ecuaciones de Einstein y sin embargo no entiendo qué puede tener de feo Srek. Alguna parte de mi cerebro debe estar muerta o sobrecargada para no entender tantas cosas acerca de lo que se tiene por belleza y que abarrotan por ejemplo tantas iglesias, mezquitas, pagodas y discotecas, porque sinceramente no puedo entenderlos, no me alcanza.
Lo mismo que existen diferentes idiomas en la comunicación humana, también existen diferentes idiomas de pensamiento, y mi pensamiento habla quizás alguna lengua muerta, pues en las lenguas mentales de las grandes mayorías parecen no tener cabida conceptos como la paz, la concordia, el control de natalidad o la ecología. Todos tienen alguna idea mas a tenor de la dirección que llevamos, todas estas mayorías implementan lo contrario.
¿Belleza física o belleza interior?
Para un físico (o aprendiz de físico) todo es física, nada escapa a las leyes de la naturaleza. Otra cosa es que esas leyes nos parezcan tan difíciles de entender que los milagros y los castigos de algún señor, nos lluevan por doquier.
Megan Fox es de una belleza exterior incontestable, una belleza casi estridente, si me topara frente a ella en un ascensor creo que me desmayaría, o al menos no podría mirarla, es de esos raros ejemplares que brillan como sol. Por dentro ha de ser igualmente bella pues nos ha donado algunas de sus mejores imágenes como fondos de escritorio bajo licencia GNU (libres, gratis).
Hubiera colocado otros ejemplos de belleza solar de mi propio sexo como pueden ser Miguel Bosé o Ricky Martin, pero podrían malinterpretarse mis tendencias sexuales, cosa que por el contrario, no me importa lo más mínimo ni necesito demostrar, además, quién sabe si todas estas amuralladas tendencias se vendrían abajo si me topase con ellos en un ascensor.
El caso es que he elegido a esta dama para representar la belleza auténtica porque alguien tenía que escoger. Mirad en sus ojos y decidme si no son dos ventanas al universo, y la llave de la salvación si es que la hay.
La belleza para un aprendiz de físico es simetría, salud, inteligencia, generosidad, compasión y fortuna.
Afuegolento
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