Si hablamos de lo que entendemos por belleza física la cosa se complica un poquillo más, pues como es sabido, ahí la subjetividad está aún más al orden del día; lo que para alguien puede ser la persona más bella del universo a otro le puede parecer todo lo contrario, los cánones de belleza y la moda no han parado de sucederse desde que el mundo es mundo ¡qué más pruebas!.
Quizás, aunque parezca que no, nos sea más fácil responder a la pregunta de cómo es una persona interiormente bella.
Y esta facilidad de respuesta debería dar qué pensar a quienes piensan que invertir en el físico lo es todo.
¿Para qué invertir en algo efímero que puede llevarnos a la locura (bulimia, anorexia, tanorexia, vigorexia, conversión en fashion victims, etc.) sin tener un prototipo claro (que nunca existirá), en lugar de hacerlo en algo que no desaparecerá, al menos hasta la muerte física, y cuyo prototipo sí sabemos?
En definitiva ¿por qué no dedicar nuestros mayores empeños en indagar y lograr cómo ser mejores personas, y así de paso, no ser la vergüenza de tantos miles de años de evolución?.
Porque, desengañémonos; no somos nuestro físico, somos mucho más aunque pueda parecer un tópico… no podemos comprar un móvil sólo porque su carcasa sea agradable a la vista, lo que aprovechamos de la nuez es el interior…
Somos básicamente seres pensantes, no maniquíes. Y sí, ¡cómo no!, somos una parte física, pero no la hemos elegido, es simple y llanamente. cuestión de genética. Pero en cambio, el resto de nuestro ser, lo que conforma verdaderamente nuestro yo, tenemos la obligación de conocerlo realmente, cuestionarlo y cambiar todo aquello que no sea... en fin, bello.
Es indiscutible, no importa lo que hagamos porque siempre seremos físicamente imperfectos.
"La belleza es el esplendor de la verdad", El Banquete, Platón.
Lo que me ha impulsado a escribir este artículo ha sido una conjunción de cosas: la lectura de un artículo en el periódico sobre cómo el patriarcado nos impone normas a las mujeres que no tenemos la obligación de acatar (más adelante recogeré las partes del artículo más interesantes), varias noticias en informativos, y el documental "El Precio de la Belleza" encabezado por Jessica Simpson y emitido en MTV.
En dicho documental Jessica va viajando por diversas partes del mundo descubriendo cómo es una mujer bella a lo largo de las diferentes culturas, y lo cierto es que todas esas visiones no tienen prácticamente nada en común, y la verdad es que de nada sirve tener un físico deslumbrante si cuando abres la boca das pena y dolor (recuerden la respuesta que dio Miss Panamá 2010 cuando le hicieron una pregunta sobre cultura general).
Está bien cuidarse externamente, es aceptable la coquetería (el maquillaje, la bisutería/las joyas, los tintes, etc.) pero sin perder el norte en ese proceso de embellecimiento externo, sin, por ejemplo, caer en conductas arcaicas como el uso de pieles de visón, armadillo, etc.
Recuerdo un caso que se recogió en el show de J. Simpson que trataba de una cantante oriental que se quemó la cara por usar un producto excesivamente agresivo para aclarar la piel. Su marido la abandonó, y hasta el momento, no ha vuelto a cantar.
Aquí tenemos un claro ejemplo de la enajenación que pueden llegar a alcanzar aquellos que se obsesionan con la utopía de un aspecto exterior perfecto. Mal por la mujer que no pensó en las posibles consecuencias de su elección y aún pero por la reacción de su marido. Aunque si se piensa bien, le hizo uno de los mejores favores de su vida, pues lo que sentía hasta entonces hacia ella, yo, personalmente, no lo considero amor.
Espero que esa mujer pueda aprender de lo que le ha pasado y encuentre a alguien que tenga en cuenta lo que en el fondo es.
Todos hemos caído en las trampas de las apariencias en algún momento, y yo no voy a ser la excepción; pero supe sacar partida de mi error.
Además, a la sabiduría popular me remito, y es que se dice que hay que caer en ciertas conductas/actitudes para comprender la magnitud de esos problemas, y es que todos hemos oído refranes al respecto: "no hay mal que por bien no venga", "no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos", etc.
Lo importante es saber aprender de las lecciones que cada día nos depara, aunque a veces no seamos conscientes de las mismas.
ESTEREOTIPOS Y VIDA COTIDIANA
Por el contrario, no está mal visto que un hombre mayor salga con una chica joven. Al contrario, es visto con buenos ojos, como un conquistador nato y encima, por lo general, a esa chica no se la tendrá en gran estima; incluso por otras féminas, pues si el hombre es rico lo más habitual será que la tachen de cazafortunas, o si no lo es, simplemente se pensará, por ejemplo, que está con él porque es una mujer florero, o cualquier cosa por el estilo.
Asumimos como naturales muchas pautas de belleza que realmente no lo son. Una de esas pautas es la depilación, que en realidad es una construcción. El patriarcado sustenta una forma de presión, en cierta manera un burka que pesa sobre la mujer.
Ahora me viene a la mente un documental que vi hace tiempo en el que, creo que eran jíbaros, los hombres éran los que acostumbraban a pintatarse; ornamentaban su cuerpo y hacían las tareas domésticas mientras que las mujeres se dedicaban a cazar y a labores parecidas.
No tiene mucho que ver con el párrafo expuesto pero creo que merece la pena ser al menos reseñado esta "inversión" de roles que demuestra que ninguno de ellos es consustancial a ningún sexo.
Algo que sí va al hilo de lo expuesto es la realidad de que hasta no hace mucho, por lo menos en España, las mujeres no acostumbraban a depilarse los genitales.
Otras cuestiones interesantes recogidas en el artículo y que por razones de formato sólo reseñaré son las siguientes:
- La adopción por parte de la mujer del traje de pantalón y chaqueta, por ejemplo, que provoca la pérdida de su identidad.
- La adopción por parte de las mujeres de comportamientos agresivos siguiendo las pautas patriarcales.
- La exclusión de la mujer de determinados ámbitos, como es el caso de la jerarquía eclesiástica.
Tras los logros conseguidos en materia de sexualidad, aparece la pornografía, el sadomasoquismo y otras realidades que en ocasiones hacen que nos sintamos culpables de nuestro cuerpo físico.
Otras realidades que suponen un retroceso serían ejemplos concretos, como las vergonzosas declaraciones efectuadas hace relativamente poco por personajes públicos como Sánchez Dragó o Salvador Sostres.
Así, de la misma manera que los machos alfa demuestran su hegemonía en la manada eligiendo con qué hembras aparearse, e incluso, en muchas especies, siento hablar de memoria, "montando" al resto de machos. Muchas de nuestras actitudes sexuales (como el sadomasoquismo, la dominación, y puede que, hasta el fetichismo, por poner ejemplos básicos) responden a necesidades inconscientes, de demostrar (o aparentar) al otro, que se está en una posición superior.
CONCLUSIÓN
En los llamados animales inferiores, y hablo de memoria, es a los machos a los que está encomendada la tarea publicitaria, la de pavonearse ante las hembras, sacando pecho, inflando el plumaje, haciendo acopio de baratijas para engalanar el nido, berreando con voz de barítono y esas tonterías.
De esta manera, la hembra sabe desde la distancia que la belleza y la potencia física significan salud, sin necesidad de someter a su pretendiente a un chequeo.
Por el contrario, como dice la RAEL, la fealdad la consideramos como algo asimilado a la torpeza, la deshonestidad, la acción indigna y que parece mal.
Entre los seres humanos, cuanto más cerca estamos de la animalidad, más tendemos a identificar la belleza por los rasgos externos: sólo la gente inteligente, es capaz de prescindir de ese detalle y entrever la belleza tan secretamente atesorada.
Por lo que sé a través de los medios, las discotecas están gobernadas por animales machos que usan la misma técnica: dejar pasar a quienes les parecen suficientemente guapos, ya sea por su vestimenta, por el color de su piel u otros rasgos físicos.
¡Es que hay que ser animales!.