Sin embargo, el control a los menores no podía dejar de verlo como parte del abuso sistemático que padecen chicos y grandes ante una sociedad cada vez más peligrosamente abusiva y totalitaria con respecto a los derechos conquistados desde el final de la dictadura (no hay más que ver cómo está Cataluña últimamente con lo del nudismo y los antidisturbios, y eso que era el paradigma del progreso en España), y aunque soy partidario de poner cotas y en ocasiones, si podía, me deleitaba poniendo en apuros a algún que otro ciber-acosador y grupillos de ciber bulling (y es que los informaticos la mitad del tiempo somos pequeñas ONGs) y otras formas de abuso derivadas de las nuevas TIC, debo reconocer que al día de hoy lo he pensado mejor y debo retractarme de algunas cosas que divulgaba con el corazón en la mano, y es que me he quitado el sombrero debido a un artículo publicado en la revista burgalesa Hablemos del Sexto, en su nº 15 de junio de 2011, en la categoría Redes Sociales de la sección "Acción Tutorial", y escrito por una simpatizante nuestra y Doctora en Derecho Laura Itzel Aranzábal, un artículo que me ha hecho pensar y rectificar algunas de mis antiguas conclusiones. Laura se expresaba así:
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Internet ha descolocado a muchos padres. Si el tema fuera como aprender a conducir o las normas de urbanidad, los padres explicarían las bases a sus hijos; pero en el caso de la red todo es distinto, ya que son los hijos los que enseñan a los adultos la denominada Web 2.0; esto es, interactuar a través de la Red.
Y si de interactuar hablamos, aparecen en un lugar privilegiado las denominadas "redes sociales", ya que nos permiten relacionarnos con grupos de amigos y con personas de cualquier parte del planeta, compartiendo ideas, intereses, amistad, parentesco, conocimientos, etc.
Hay infinidad de redes sociales y sus contenidos son también variados. Las hay para encontrar pareja, para relaciones profesionales, para relaciones familiares, las hay incluso de compras; pero las que actualmente están causando furor entre los adolescentes son personales (facebook, twiter, tuenti, hi 5... ).
Las redes sociales, así como el móvil, son para los jóvenes parte de su vida cotidiana; suponen la forma de comunicarse con los amigos de la vida real, además del sitio donde pueden aumentar su grupo de amigos, formando una gran comunidad on-line.
Pero tanta libertad tiene su precio y el problema llega cuando estas redes se usan para acosar o intimidar. Al escapar esta vida virtual al control de los padres "no conectados", a veces se conduce por comportamientos y actitudes al abuso y a los errores.
Por todo esto, desde este instituto se ha promovido, como necesidad, que los padres conozcan la Red, sus ventajas y sus peligros y, teniendo en cuenta que la visión sobre Internet puede ser distinta, se debe hablar con los hijos sin fobias digitales y sin prejuicios de todas aquellas cuestiones que pueden surgir al conectarse.
Debemos transmitirles valores (los mismos que en la vida real), prestar atención a dónde acuden o a qué páginas se conectan y explicarles que, del mismo modo que en la vida real se toman precauciones al conocer a una persona y se valora la información que se da, en las redes sociales sucede lo mismo; es necesario mantener un nivel de privacidad adecuado, siempre pensando que no todo lo que se dice en la Red es verdad.
Los jóvenes deben entender y apreciar el concepto de privacidad, ya que gente anónima puede abusar de esa información y las habilidades tecnológicas de los hijos pueden eclipsar su madurez y su criterio.
No vale sólo dar una charla, hay que pasar a la acción.
El control parental, para quien no lo sepa, consiste en un pequeño software que se unstala en los ordenadores personales o en pequeñas redes caseras o de oficinas, que se configura sencillamente en diferentes niveles de restricción para filtrar contenidos, estructurar periodos de actividad, distintos tipos de firewalls y en algunos casos introducen pequeñas cookies indetectables por el usuario habitual y que sobreviven al típico ccleaner, que sirven para el romper el anonimato de personas mal intencionadas, acosadores, pederastas, etc.
Este software no es caro generalmente, pero puede ser delictivo instalarlo en según qué casos.
Desde aquí mi en hora buena por tu artículo y por toda tu carrera, querida Laura y también un abrazo de todo el equipo de Sofía y Ciencia.