domingo, 2 de diciembre de 2012

Notas sobre la libertad

Al igual que sucede con todos los conceptos, especialmente los que como este se revisten de un componente filosófico o moral, muchas han sido las definiciones, delimitaciones y consideraciones que se le han venido dando a la libertad.

Empiezas a tomar conciencia de que muchas de las cosas que, a diario solían parecerte sencillas, no lo son precisamente cuando tienes tiempo para reflexionar sobre ellas, o bien, cuando las circunstancias te llevan por ese camino.

En primer lugar, el ser humano, en determinadas situaciones y circunstancias, abusa y explota determinados conceptos, sobre todo aquellos que llevan parejos derechos o se relacionan con la propia individualidad. 

Tal es el caso de la libertad, que ha sido enarbolada como bandera para increíblemente defender actos, actividades, etc. carentes de justificación.

Por otro lado, las definiciones originales se van desvirtuando habitualmente con el tiempo o incluso muchas veces no reflejan al cien por cien la realidad. 

Lo mismo que las leyes pueden llegar a ser injusta o insuficientes. Vivimos en un mundo dinámico, en el que caer en el dogmatismo es un error.

Si nos dirigimos por ejemplo a la última edición del diccionario de la R.A.E., nos encontramos, como era de esperar, con varias definiciones aplicables, y con la reseña de diversas acepciones. 

La primera de ellas y puede que una de las más apropiadas nos dice: "facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos".

Puede que uno de los errores más comunes sea identificar la libertad con algo opuesto al establecimiento de límites, entenderla asimismo como el hacer lo que a uno siempre le venga en gana o apetezca al margen de todo lo demás. 

Es más que probable que precisamente esta actitud sea la más alejada del ejercicio de la libertad. Hay una línea roja que separa los actos atribuibles al ejercicio de la propia libertad del libertinaje. 

Jamás podremos apelar a la libertad para justificar acciones dañinas contra terceros. 

De ahí, somos libres de equivocarnos, fallarnos a nosotros mismos, lecciones que al fin y al cabo nos ayudan a constituir nuestra propia identidad. 

El ejercicio de la libertad es incompatible con el oprimir a otros o violentar sus derechos así como con todas y cada una de las acciones destructivas y autodestructivas del ser humano. Ser libre se corresponde con hacer lo que se debe en cada momento. 

Sencillamente, ese es el escalón primordial, sin embargo, comprender cómo asentar nuestros primeros pasos en él y adentrarnos en las sendas que nos abre, no nos es precisamente una tarea sencilla. 

Es libre quien conoce los límites que deben tener sus acciones y obviamente actúa en consecuencia, quien sabe imponerse al quiero y al no quiero, al me gusta y al no me gusta, a la pereza, a la seducción material. 

En definitiva, es libre el ser humano que potencia sus virtudes siendo consciente de sus defectos, guardando control sobre sus actos.

La conquista de la libertad debe abrirse paso frente a los obstáculos que van apareciendo en nuestra vida, se asemejan al comportamiento de enredaderas. 

Se van apareciendo, lenta y desapercibidamente, en un primer momento, a nuestro alrededor, pero pueden llegar a oprimirnos hasta la asfixia: las malas costumbres, los prejuicios, las normas preconcebidas... sólo haciendo frente, día a día, a estas realidades, lograremos mantenernos en la senda de la libertad.

"Conócete a ti mismo" (inscripción en la puerta del templo de Apolo en Delfos).

_Azulina_

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